Ateo

 ¿Cómo puede una persona entrar en tu vida, abrir un corazón hermético, llevárselo todo y dejarte un órgano vital como si de una casa sin muebles se tratara? ¿Qué me has hecho? ¿Qué clase de brujería es esta?

Te acabas de ir y ya te echo de menos. Hasta hace poco dependía de mi mismo, era fuerte, me sentía realmente poderoso, desplegaba las alas cuando yo quería y donde yo quería. 

Pero desde que llegaste tú siento que no puedo respirar dos veces y que entre medias no escuche tu voz rebotando y apuñalando mi cerebro. Siento que mi fuerza se ha dividido, y tú has desviado ese cauce. Siento que tienes el poder de destruirme si quisieras, de usar las palabras adecuadas para sepultarme y me mata la incertidumbre que crea esta fase del este sentimiento. 

Yo, que declaré la guerra a este sentimiento. Yo, que juré y juré que jamás volvería a amar... Yo, que prometí vengarme de un tal "cupido" y aquí estoy, feliz por aprovechar cada centímetro del tiempo que me das y triste porque no estás aquí y ya te has ido. Así que, si, estoy de vuelta, escribiendo a la persona que me ha robado la mitad de todo mi ser. Que ha dejado esta casa medio vacía. Con aquella canción que te encanta y que no puedo parar de escuchar en bucle. 

Sé que esto es una prueba, es una fase más del amor, cuando los dos se quieren y no se dicen las cosas por miedo. Pero lo odio. Odio tenerte delante a centímetros con el corazón en la boca, apretando bien los dientes para que no lo vomite. Pero tengo que aguantar, porque esto es real, y llegar al centro de tu universo será un trabajo de arqueología, metódico y delicado. No destruiré ni removeré ni una pizca de la arena de tu alma. Será como una guerra fría al principio y después, una guerra mundial entre trincheras. No me detendré, esta vez no. Y solamente podrás pararme con una frase, una bomba atómica.   

Porque cuando gane esta guerra, ganaremos los dos, y seremos poderosos, fuertes como nunca lo habíamos sido. Porque me has enseñado que tu amor no es una jaula. Me has mostrado que se puede amar surcando los cielos juntos, desplegando nuestras alas juntos y sorteando huracanes y tormentas juntos. 

Escribo para calmar la tempestad que habita en mi corazón, porque cuanto más te alejas, más lejos me siento de mi mismo. Porque ahora, no es que tengas un hueco en mi alma, es que eres la savia que riega mi ser. 

Sólo quiero saber ¿Qué harás con todo eso? ¿Qué harás con todas las miradas que fijo en ti cuando no me miras? ¿Qué harás con un pulmón que respira de tus exhalaciones? ¿Qué harás con la mitad de una mente que está en un laberinto intentando matar al miedo para poder salir y encontrarte al final de este? o ¿Qué harás con un corazón que lleva tu nombre marcado al fuego de tus mirada?  

Sea como sea, no puedo controlar aquello que no está en mi mano, y tal vez no sea el chico duro o chulo que aparento ser y sea un cursi más, pero este soy yo, un ateo del amor enamorado hasta las trancas de ti. 

Firmado Cuervo Blanco


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