¿Quién eras?

¿Qué somos ahora? 

Llevo tiempo queriendo escribir, pero no podía... escribir esto es sellar la realidad, es confirmar que ya no estás y que el mecanismo de mi mente ha empezado a destruir cada recuerdo tuyo, para que no me destruya a mi, aun sabiendo que el hecho de escribir esto me rompe en mil pedazos. 

Esta es tu historia, la historia de la que fue un día el amor de mi vida, tan fugaz que apenas pude pedir un deseo cuando pasó. Querida, bienvenida al centro de tu tormenta, bienvenida al desagüe de mi alma o al lugar donde encallan los sentimientos muertos. 

No te negaré que te echo de menos y que hay noches que sueño contigo, como si todo estuviera bien, y me levanto al día siguiente creyéndome ese sueño, pero no estás, ni puedo darte los buenos días como me encantaba hacer. 

¿Qué nos ha pasado? Tú que eras capaz de cortarle la cabeza a cualquiera por mi, que llevabas mi nombre como bandera, que tantas veces repetías lo mucho que me amabas. Tú que soñaste una vida conmigo, que llegaste hasta el tiempo y el lugar dónde nos hacíamos mayores juntos, dónde nos amábamos a pesar de la edad y de que tal vez no recordáramos ni si quiera quienes somos, pero si el amor que nos tenemos. Valiente y atrevida representabas el amor, y yo creí en ti a pesar de tener miedo, tú me convenciste para no tenerlo, para creer en el amor. 

Casi... dios... casi me lo creo, parecía tan real, parecías tan real que podía sentir tu corazón latir junto al mío al abrazarnos. Tan real que cuando me acariciabas, eras capaz de cambiar el sentido por el que circula la sangre que recorren mis venas, como quien acaricia el agua. Tan real que tus besos sonaban al aire que te robaban mis pulmones, porque creamos un estrecho de Gibraltar entre dos cuerpos. 

Eras tan real que cuando te subías a ese tren, te llevabas en tu maleta un corazón que latía constantemente por ti, unos pulmones que solo bebían de tu oxígeno y yo, me quedaba roto al verte marchar. Hasta discutí con el tiempo, para que llegara otra vez el viernes y pudiéramos volvernos a ver.  Cómo odiaba las despedidas y que lento se pasaba el tiempo. 

Te prometo que en ningún momento pude sacarte de mi cabeza, porque cuanto más estaba contigo, más recuerdos tenía y mi cabeza tenía preparada una lista de reproducción sobre nuestros momentos en bucle. 

Nunca he amado como me hiciste amar. Te entregué todo de mi. Hasta abrí cicatrices para que vieras quién soy y como soy. Fui transparente, fui yo, en todo momento. 

Sigo sin saber que ha pasado, sigo sin tener explicaciones, sigo sin entender por qué. Si todas las palabras que me dijiste eran verdad, si tu amor era real, ¿por qué decidiste hundir el barco y a todo lo que hubiera dentro de él, incluido yo?

Lo único que sé, es que no eres quién yo creía. Eras una cerilla que creía que tenía el poder de ser un incendio. Eras una racha de viento con aires a huracán. Sólo desordenaste y rompiste algunas cosas que pillaste a tu paso. Un desastre natural del que nadie se acordará porque duró poco y no causó apenas daños. Aunque mentiría si dijera que no me rompiste. Que por un momento mi alma se pinto de negro, llegó la noche a mi vida y mi sonrisa dejó de latir. Mi corazón, como una pelota de cristal que cae al suelo. Mis pulmones estaban llenos de aire de nuevo, pero el aire tenía tu olor. Mis ojos en modo cascada, sangraban y sangraban y cada lágrima era un intento por borrarte de mi cabeza. 

Dios.. eras mi vida.

Y ahora ¿qué somos? Todos nuestros recuerdos están ahí, en una caja, precintada en la que pone no abrir, y que guardo todavía no se muy bien por qué. Y sé que debería arrojarla al mar junto con todo lo que un día creamos, pero... Siempre es el "pero". 

Tengo miedo a esa palabra, porque me hace débil, me hace frágil y crea dudas en mí. Tengo miedo de que aparezcas en mi vida, llamando a mi puerta y quiera abrirte de nuevo. Miedo de que un día me llames aclarando todo y quiera volver a amarte. Miedo de que me vuelva a enamorar de ti.

Pero es tarde ya, tú empezaste todo, tú acabaste todo. Tú pediste espacio. Tú pediste tiempo. Todo tuyo. 

Y yo te pido a ti, si es que alguna vez has sentido algo por mi, que el espacio que quieras sea lejos de mi. Te pido que el tiempo que dediques sea para ti, y no para "nosotros" porque nunca más nuestros nombres volverán a juntarse en una misma frase. 



Firmado Cuervo Blanco.




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