Sombras y Tinieblas
Jamás nos hemos parado a pensar en la relación tan estrecha que tiene la creación de la vida con el desarrollo de un muchacho en esta jungla de cristal.
Tus pulmones se inflan, inspiras tanto que arde y entonces lloras, lloras porque alguien confió en ti y te dijo que eras único, que vales mucho y que ni vida ni muerte pueden hacer que te desintegres, ni siquiera el grandioso y frío espacio llamado soledad. Renaces como el Ave Fénix de entre sus cenizas, resurges y llorando, gritas para que todo el mundo sepa que estás ahí, que no te han vencido.
Cada etapa como cada persona tiene un nombre, y sólo podremos saber cuál es su nombre si somos capaces de despertar y hacer caso al golpe para renacer.
Se empieza por el intento, seguidamente esto da a su vez a un fallo o a un acierto, en todo caso ocurra una o la otra el resultado siempre será doloroso, tan doloroso que nos quedaremos por un tiempo sin aire, sin fuerzas, como si alguien pulsara el botón de reiniciar. Entonces nos golpean cariñosamente para que podamos empezar esta nueva aventura.
¿Qué conexión puede tener esto con lo que es la vida en si?
En esta vida fallaremos muchas veces o tal vez acertemos tantas como si el centro de la diana fuera la diana en si. Acertar o fallar, tarde o temprano nos causará mucho dolor, la vida es así, al principio naces con un porcentaje de dolor bajo y según pasan los años se mantiene hasta que un día, el dolor llama a tu puerta dándote malas noticias, entonces el porcentaje empieza a subir, poco a poco abandonas esa inocencia de muchacho joven y la vida empieza a hacerte callo en el corazón.
Al final llegas a un punto que el dolor es agresivo y tóxico, tan doloroso que te deja sin respiración y entonces te apagas. Pero aquí surge lo que te hace cambiar, te golpean cariñosamente, como si alguien te levantara y dijera: "¡Vamos, aún tienes algo que decir!"
Tus pulmones se inflan, inspiras tanto que arde y entonces lloras, lloras porque alguien confió en ti y te dijo que eras único, que vales mucho y que ni vida ni muerte pueden hacer que te desintegres, ni siquiera el grandioso y frío espacio llamado soledad. Renaces como el Ave Fénix de entre sus cenizas, resurges y llorando, gritas para que todo el mundo sepa que estás ahí, que no te han vencido.
Eso es la creación de la vida, y eso también es la creación de una etapa, dar a luz cuando la luz despierta un corazón asustado.
Cada etapa como cada persona tiene un nombre, y sólo podremos saber cuál es su nombre si somos capaces de despertar y hacer caso al golpe para renacer.
Firmado Cuervo Blanco
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