Lágrimas de cristal

¿Quién dijo que las lágrimas no tuvieran vida propia? Os contaré un cuento, una vez más...
Como toda bonita historia, empieza por un... 

Érase una vez una lágrima, una pequeña lágrima triste, oculta en el cajón de los sentimientos, ahí esperaba su turno, el turno en el que el azar determinara si debía salir y caer por esa rampa llamada mejilla, o seguir aguardando. Esta joven lágrima llevaba tiempo observando como todos sus amigos caían a ese acantilado, por ello, su miedo a caer la llevó a ocultarse en el rincón más oscuro y profundo de ese gran ser, en el vacío, se fundió con la oscura pupila, camuflada para que nadie la viera.
Nadie volvió a saber nada de aquella lágrima perdida, y ella dio la espalda a los ojos, hasta que...
Cierto día aquel gran ser sumergido en su dolor, en su angustia, quiso romper a llorar, pero al parecer las reservas de lágrimas no daban a basto, tan elevado era su dolor que como un desierto, así se encontraba aquella vieja fábrica.
Volviendo la mirada, aquella lágrima perdida se hizo descubrir en aquel sombrío lugar mientras aquel ser ser miraba al espejo, como esperando una respuesta, como si aquel trozo de cristal fuera mágico y pudiera devolverle la sonrisa. La lágrima extraviada observaba atentamente, vio a una preciosa mujer, sintió aquello que toda lágrima siente alguna vez, las ganas de salir para ayudarla, por eso no salen con fuerza, acarician lentamente la bajada de la mejilla, un miedo que con la necesidad se vuelve lógico e impensable, en ese momento prometió ayudarla, sea como sea saldría ahí fuera y la ayudaría, aunque sea lo último que hiciera. Saltando de la pupila se deslizó por su pómulo izquierdo hasta la mandíbula donde colgando se quedó pensando, a dónde iría, cómo lo conseguiría, entonces se soltó y se desplomó contra el lavabo, ahí empieza su mágica historia.

¿Preparados?

Un antiguo libro hablaba de la magia del ciclo del agua, un libro prohibido en aquel lugar donde se fundan las lágrimas, pero que rebeldes guardaban en sus aposentos para enseñar a los novatos que si caen donde deben caer, no existe un final, el poder de una lágrima es infinito, es mágico y cada una de ellas debe decidir cuando caer. Si sueñas algo es porque puedes hacerlo realidad ¿verdad?
En eso pensó aquella lágrima, cuyo nombre se me olvidaba, su nombre era Darnon II, hijo de un padre rebelde llamado Heifin, aquel padre poseía dicho libro, y noche tras noche se lo inculcaba a su hijo, aunque ya de mayor dejó de creer en las historias de su padre ya anciano, hizo lo que se llama un salto de fe, en ese momento empezó a creer en aquellas mágicas y disparatadas historias.
Como en un parque de atracciones, el caía por las viejas cañerías de ese edificio, en aquel largo viaje se topó con una depuradora de aguas residuales, si, el agua con el que nos duchamos, nos lavamos la cara, fregamos los platos, va a parar a una depuradora, donde se purifica y se reutiliza para regar los campos y cultivos. Por tanto, lejos de su "hogar" a cientos de kilómetros de ella se encontraba, encima de una hoja verde de una colosal higuera. Resistiéndose a caer en el terreno, aguantó firme en aquella hoja, esperando a que el sol le calentará tanto que le elevara a las nubes.
Pasaron unas horas, entonces empezó a volar, atravesando los cielos fijaba su objetivo, sin saber muy bien qué hacer, ella quería regresar a casa, entonces saltó calculando la velocidad del viento, como un ala delta se deslizaba en aquel mar invisible, pero fallaron sus cálculos y se estampó contra la ventana de su habitación, aunque por suerte aquella ventana estaba encima de un radiador, por tanto le dio el calor necesario para volver a las nubes.
Triste pensaba que jamás podría ayudar a aquella mujer que la enamoró, sus ojos, eran una mezcla de bosques en otoño y cielos en verano, grandes y espaciosos, como semejante ser mitológico podría albergar  tanto sufrimiento...
Su padre le contó que si creía en aquellas historias, podría descubrir que fascinante secreto se oculta en ellas, sólo si creía en su verdadero poder, algo que descubriría con el tiempo. Después de días navegando por aquellos mares, se dio cuenta de que ya no era una simple gota, era una gran nube, el capitán de un barco, así que decidió hacer una prueba, bajó de nuevo, pero esta vez cayó sobre aquel naranjo que con tanto cariño cuidaba en su jardín. Al caer se introdujo en la savia del árbol, y como el estirarse por la mañana así resultó hacer aquel árbol, como si un aliento de vida fresca le llenara por dentro, empezó a crear naranjas de un color que jamás un hombre ha podido ver, empezó a crecer y hacerse más grande y robusto, algo fuera de lo normal en su especie. La prueba dio resultados, pues pudo ver cuan ciertas eran las historias de su padre, aquel secreto fue desvelado, era capaz de ser capitán de cualquier objeto, ser o cosa que habitara en la tierra. Pero ¿cómo podría volver a surcar el cielo de nuevo?
Aquella mañana una cortina de rocío cubrió el naranjo, y uniéndose a una frágil gota, volvió a subir. Necesitaba trazar un plan, un plan maestro, así que, allí arriba aguardó, observándola, día a día, mes a mes, así hasta que pasaron dos largos meses. Observó como cada mañana en la cafetería del pueblo buscaba la mirada de un chico al que no tenía valor de hablarle, éste, carecía de visión, pues una terrible enfermedad apagó la luz que desprendían aquellos luceros. También observó el origen del dolor de aquella mujer. La temprana muerte de su madre y el abandono de un padre borracho, pudo ver que a pesar de ese sufrimiento, era una buena persona, de esas cuyas obras no son conocidas por todos, pues es invisible en un mundo de alta velocidad.
Ahí abajo la gente sigue en busca de Dios, pensando que yo soy fruto de azar, que lo que siento es fruto de azar, que ella es fruto de azar, una vez me dijeron, analiza al ser humano y hallarás a Dios, cuánta tazón tenían, no hay más ciego que el que no quiere ver, pues mientras los ciegos abren su corazón, los que ven, cierran su corazón haciéndose ciegos. Pero hoy busco su sonrisa, su hermosa sonrisa una vez más, hasta volver a casa.
Aquella lágrima decidió dar el último salto, el golpe maestro, por tanto siguió hasta su casa a aquel chico ciego, cayendo en sus mudos labios y penetrando en su alma, con esfuerzo se hizo con el timón de aquel barco, y esperó a la mañana siguiente, para poder encontrarla en aquella cafetería.
Allí estaba ella, como cada día, esperando a que un arrebato de valentía la llevara a hablar con él. El chico se levantó y siendo dirigido se acercó hacia ella, se quitó las gafas y entonces la magia surgió, los ojos del chico empezaron a tomar color, como el desprendimiento de una telaraña se tratara, así pasó, durante unos segundo pudo ver cuán hermosa era aquella mujer, y sólo unos segundos le bastaron para quedarse terriblemente enamorado, como si hubiera sido hechizado. A continuación pronunció unas palabras...

A pesar de ser ciego, sé que no necesito bastón que me guíe
 si mi timón lo conduce tu ojos y corazón.
No sé por qué razón lo sé, 
pero sé que me observabas, 
cada mañana, allí tus ojos fusilaban mi alma,
No sé por qué razón supe acercarme a ti, 
como si fueras un imán, el norte de mi brújula. 
No sé por qué razón puedo verte, 
qué clase de magia me envuelve,
como si me hubieras quitado esta cortina de oscuridad.
No sé por qué razón estamos tú y yo aquí, frente a frente
pero sólo sé una cosa, 
sé que debo besarte mientras la luz ilumine tu rostro,
mientras pueda observar tus preciosos ojos,
volcán de océanos y prados, 
mientras, tus labios serán mi cobijo,
mi lámpara en las noches más oscuras,
mi faro de Alejandría.

Fundiéndose en un hermoso y largo beso, se abrazaron, tal como lo prometió aquella lágrima perdida, salió de ella para sanar sus heridas, y así lo hizo, regresó a su hogar y observó como día a día aquel chico borraba sus cicatrices, la hacía reír como nunca lo había hecho, la amaba de verdad... Por fin pudo cambiar lágrimas de tristeza por lágrimas de felicidad y ese, ese es el verdadero poder de una lágrima, creer que es capaz de todo, aunque sea imposible, soñar realidades, enfrentarse a lo desconocido, ser el capitán de miles de barcos. 
Cuando Darnon regresó a casa pudo contar a su padre que aquellas historias eran verdaderas, pasó a ser un rebelde más, se unieron tantos, que el libro pasó de estar prohibido a ser enseñado en escuelas, el verdadero poder de las lágrimas de cristal...

FIN



Firmado Cuervo Blanco

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