#Pestañaslargas

Han pasado muchos años y todo ha cambiado, no somos los mismos, ni nos parecemos, creíamos en la amista verdadera ¿recuerdas? Las notas de papel en clase, los dibujos, los "si tú caes, yo te levantaré", aquellas risas a espaldas de los profesores. Recuerdo aquel primer día de clase, y casualidad, me cambiaron a tu lado, sin razones, aquel profesor que decía que pegábamos de compañeros, tímidos, dos niñatos, ni nos mirábamos, hasta que descubriste lo mal que se me dan las matemáticas, y sin pedir ayuda, me enseñaste, si, nunca pedías nada a cambio, jamás lo hacías. Entonces me empecé a comportar como soy yo cuando me conoces día a día, jamás paro de reírme, era mi filosofía, hacer el tonto a todas horas, verte reír sobretodo, eso era lo que más feliz me hacía, verte triste una mañana, fría y distante, pero conmigo eso no funciona, nunca me rendía hasta que sacarás una pequeña y perezosa sonrisa, créeme nunca me importó hacer el ridículo, sé quién soy, aunque a veces te diera rabia el comportamiento de los demás hacía mi, te dolía mi silencio ante sus palabras afiladas, pero por dentro sabías que era fuerte, nada ni nadie me haría caer, si sé quién soy, nadie puede decirme como soy, a pesar de que hay muchos que se aventuran a juzgarme. No te lo pedía, pero me defendías ante sus críticas envidiosas, dabas la cara por mí, como si me conocieras de siempre, como si nuestras vidas se hubieran cruzado tiempo atrás.
Aquel año no aprobé ni el DNI, pero... dios, que bien lo pasamos... Cada cambio de clase era como si me arrancaran las entrañas, como si no volviera a verte a la siguiente clase, cuando no estabas tú, yo no era yo, es extraño, cuando convives con una persona día a día y la compenetración no puede ser más óptima, absorbes parte de esa persona, y cedes parte tuya, así era, me faltaba mi parte, la pieza del puzzle. 
Llegamos a ser los mejores amigos, siempre juntos, una chica que viene de nuevas a la ciudad, aparentemente una chica normal, pero no, para mi no. Eras lo más hermoso que he apreciado en vida, no eras simplemente normal, eras especial, jamás he visto un corazón tan puro como el tuyo y sinceramente creo que, posiblemente, no volveré a ver uno así. Fiel, defensora de lo justo, amable, cariñosa, interesada por los más débiles, graciosa, sabías quién eras y lo que querías, y sobretodo, risueña, la guinda del pastel. 
Me enseñaste muchas cosas, aquellas canciones que me encantan, ese punto de rock relajado, cuyas canciones transmitían tanto, nuestras canciones, los dibujos en las manos, como para que los demás vieran que eramos los mejores amigos, como si fuéramos inmunes a cualquier pesadilla, seguiríamos juntos, siempre. Escribías y para aquel entonces, yo era retraído para la escritura, pero me enseñaste una vez más, a plasmar todo sentimiento, a poner el corazón en cada palabra, como si cada letra latiera, como si cada espacio respirara, tal vez fueras el punto de partida de todo esto, quién sabe. 
Nunca olvidaré aquello que escribiste, tu primera historia, trataba de una chica que amaba tanto a un chico que a pesar de que él no se diera cuenta de las señales, ella le quería por encima de todo, un amor imposible, pues el chico le contaba todo sobre él, hasta que le contó que le gustaba una chica, una chica que no era ella, el mundo se le vino encima, acababa de entender que su relación era tan sólo de amigos, desilusionada piensa en todos aquellos momentos, y jura algo imposible, ella debería volver cuando él se enamorara de ella, pero ella decide alejarse para que la extrañe, y se diera cuenta de que tal vez la amaba más de lo que debería. 
Una gran historia, la cual guardo con cariño, por aquellos años, por todos esos momentos y por lo que representa pata mi, el inicio del todo. Pero, un día me dí cuenta de que no era una historia sin más, era su historia, todo su sentimiento puesto en mil palabras, ella era la protagonista pero ¿quién era el chico de la historia? Pasó el tiempo, estaba tan colado por ti que me daba miedo, mi gran enemigo de siempre, el miedo a amar, sabía que era lo que tú querías, sabía que habías imaginado una vida a mi lado, como en clase, seríamos felices, lo supe porque aquellas amigas tuyas, eran a la par amigas mías, y en un acto de ayuda, al ver que no manifestaba nada, tal vez porque pensaban que tenía miedo a que no fuera recíproco, me lo dijeron todo, pero en lenguaje del corazón saqué matrícula de honor, sé cuando alguien ama, sus actos, su mirada, la forma de hablar, todo, es evidente para alguien que suele mirar al alma. 
Pero, esta historia no tendría el final que tú elegiste, no... Llegó el verano, y decidí eliminarte de mi vida, no quería saber nada de ti, te borré de mi móvil, corté toda relación contigo, sé que no hay nada imposible, pero todo esto era altamente tóxico para nosotros, cobarde huí, la historia no era como querías que hubiera acabado, no fue la chica quién se alejó, el chico acabó alejándose. Entonces llegaron las vacaciones, tres meses sin saber nada de ti, llegó el nuevo curso, y todo era tan diferente, sentía un vacío abismal, tú pasaste al siguiente curso y a mi me tocó repetir, nunca nos cruzamos y si lo hicimos, ni nos miramos. En los recreos nos separamos, era como si una parte de tu vida se borrara de repente, como si nunca hubiéramos existido, como si nuestras vidas jamás se hubieran cruzado. Aquellas canciones sonaban a nostalgia, tu risa en clase era como un sonido fantasmal, y deseaba que estuvieras allí, en mis malos días, apoyándome, defendiéndome, haciendo el tonto, quedando en ridículo por mí, aquel año yo fui tú y tú fuiste yo. 
Pasaron los meses, volví a leer aquella carta que escribiste, todo cuadraba, nosotros éramos los protagonistas, una carta llena de sentimiento que con el tiempo, se tradujo a dolor, y de dolor a olvido. Nunca volví a saber de ti, me decían que estabas muy dolida, te sentías traicionada, con mucha rabia, no podías creer que toda tu historia se destruyera, pero no puedes encerrar un corazón salvaje, no puedes atrapar a la madre naturaleza con barrotes, lo que para ti es protegerla de los demás, para ella es cortar su libertad, la libertad, mi miedo a perderla. 
Sólo me arrepiento de no despedirme como tiene que ser, sin eliminarte, sin silencios cobardes, ni huidas, explicándote que no era posible, podríamos ser los mejores amigos, pero vivimos en dos mundos diferentes, dos mundos paralelos que jamás se cruzarían, aquello que ideaste podría destruirnos, y acabar odiándonos. 
La vida, la vida está llena de personas fugaces, pasan a toda prisa y sólo tú decides si guardar esa estrella en tu memoria, o valorarla como las demás, dando paso a la amnesia. Sin duda, Tú dejaste huella, me enseñaste a ser valiente, a valorarme, ayudar a los más débiles, hacer el ridículo sin importar lo que los demás opinen, me enseñaste a ser yo mismo, pero sigo siendo aquel chico silencioso, prudente, al que duele la lengua de tanto morderla, y ante todo, risueño. 
Tal vez en otra vida, tal vez en otro sueño, tal vez en otro mundo, pero aquí, en mi mundo siempre será aquella gran historia que nunca llegó a ser. Hasta que dos líneas paralelas se crucen, hasta que venus y júpiter se rocen, hasta que tú historia la vivamos en nuestros sueños, hasta entonces, encantado de haberte conocido querida Pestañas Largas.


Firmado Cuervo Blanco.


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