Recuerdos de papel
A los labios que no besé, las mejillas que no acaricié, los ojos que jamás detenidamente observé. ¿Me seguirías hasta el fin del mundo? ¿Lo dejarías todo por unos ojos de distinta mente y un corazón de diferente color? Suena arriesgado ¿verdad?
Ya soy mayor, ha pasado tanto tiempo desde aquello... No entiendo como algo que se clava en tu pecho tan puro y rocoso puede cicatrizar sin dejar rastro, como si jamás hubieras sentido esa presión en las costillas, ese dolor en la garganta, los ojos de la verdad, grandes y despejados. Todos me dicen que es normal, pero veo aquellas fotos y veo una pareja feliz, me veo con esa sonrisa alargada llena de ganas de vivir y a mi lado hay una persona, tengo tantas fotos con ella que podría empapelar la casa entera pero no reconozco su cara... Hace tiempo que no sueño, no recuerdo y mi subconsciente se ha cansado de crear historias en la noche, mi cabeza es un gran océano de dudas, de sentimientos olvidados al azar. Cada día me miro al espejo y no puedo, hay días que no reconozco mi cara, y mi nombre... No lo recuerdo ahora mismo...
¿Cómo se puede olvidar todo eso? ¿Por qué mi cerebro se empeña en eliminar cada recuerdo que tengo? Pero no desfallezco, el corazón es capaz de retener lo que el cerebro quiere destruir, es un refugio usado en caso de extrema emergencia. Tengo fe, sí, sé que algún día esa pequeña memoria arrancará su motor por un instante pero por un segundo volveré a ser feliz.
Hoy... hoy soñaré contigo, porque sé que estés donde estés, sigues aquí, escondida, con miedo pues sabes que van a por ti, la química de mi cuerpo así lo ha decidido. Han puesto un precio muy elevado por tu cabeza, el éxito de esa caza consumirá mi vida, me sumergirá en un estado anestésico, o tal vez sucumbiría a la locura irregular. Jamás, esta noche podrás liberarte, esta noche iré a por ti para tenerte una última vez entre mis brazos, no sé quién soy ni sé quién eres tú, solo sé la teoría pero la práctica determinará el final, la verdad de todo.
Hace una noche calurosa y me cuesta coger el sueño, cada minuto que pasa es un minuto más sin ti, no sé como hacer para dormir, doy vueltas en la cama y no puedo más... Me esfuerzo y me esfuerzo pero nada, mi cabeza hecha humo como si se tratara de un ordenador viejo y roto. Es normal hace mucho que no le limpio el polvo a esta mente llena de telarañas. Entonces dejo de forzar la maquinaria, me olvido y dejo mi mente en blanco como siempre. Caigo en un sueño, un sueño en primera persona, parece que mi subconsciente llevaba tiempo preparando todo el escenario, pues era tan real que podía sentir el aire acariciar mi cara, tan real como que dentro de ese sueño era capaz de recordarlo todo como siempre lo hice... Todo está como lo dejamos, no tenía arrugas, mi piel era lisa, llena de vida, mis piernas podían correr y mi pecho rebosaba de esperanza... ¡Que felicidad!
Quería comerme el mundo, y fui en busca de aquella mujer de las fotos, decían que nos conocimos en la pasarela de cristal, un viejo muro dentro del mar, allí era donde la gente solía ir para descansar su mente, desconectar mientras escuchabas romper el mar contra las rocas, entonces fui a por ella, pero no la encontré. Pasaron cinco días y ella no aparecía, pero olvidé que nos conocimos al sexto día, al amanecer, entonces allí me presenté, miré el reloj, me volví hacia atrás y ahí estaba, sonrisa tímida, unos ojos que ni mil océanos pudieran llegar a tal hermosura, era ella... Llevaba tanto tiempo buscándola... No quería despertar de aquel sueño, no por favor ahora no, no quiero, no puedo... Y no pude, jamás volví a despertar, era mi hora, era la hora de vivir otra vida, empezar de cero, a su lado, crear nuestro mundo, un mundo en el que no se nos olvide lo que más queremos, lo que más amamos.
Ya soy mayor, ha pasado tanto tiempo desde aquello... No entiendo como algo que se clava en tu pecho tan puro y rocoso puede cicatrizar sin dejar rastro, como si jamás hubieras sentido esa presión en las costillas, ese dolor en la garganta, los ojos de la verdad, grandes y despejados. Todos me dicen que es normal, pero veo aquellas fotos y veo una pareja feliz, me veo con esa sonrisa alargada llena de ganas de vivir y a mi lado hay una persona, tengo tantas fotos con ella que podría empapelar la casa entera pero no reconozco su cara... Hace tiempo que no sueño, no recuerdo y mi subconsciente se ha cansado de crear historias en la noche, mi cabeza es un gran océano de dudas, de sentimientos olvidados al azar. Cada día me miro al espejo y no puedo, hay días que no reconozco mi cara, y mi nombre... No lo recuerdo ahora mismo...
¿Cómo se puede olvidar todo eso? ¿Por qué mi cerebro se empeña en eliminar cada recuerdo que tengo? Pero no desfallezco, el corazón es capaz de retener lo que el cerebro quiere destruir, es un refugio usado en caso de extrema emergencia. Tengo fe, sí, sé que algún día esa pequeña memoria arrancará su motor por un instante pero por un segundo volveré a ser feliz.
Hoy... hoy soñaré contigo, porque sé que estés donde estés, sigues aquí, escondida, con miedo pues sabes que van a por ti, la química de mi cuerpo así lo ha decidido. Han puesto un precio muy elevado por tu cabeza, el éxito de esa caza consumirá mi vida, me sumergirá en un estado anestésico, o tal vez sucumbiría a la locura irregular. Jamás, esta noche podrás liberarte, esta noche iré a por ti para tenerte una última vez entre mis brazos, no sé quién soy ni sé quién eres tú, solo sé la teoría pero la práctica determinará el final, la verdad de todo.
Hace una noche calurosa y me cuesta coger el sueño, cada minuto que pasa es un minuto más sin ti, no sé como hacer para dormir, doy vueltas en la cama y no puedo más... Me esfuerzo y me esfuerzo pero nada, mi cabeza hecha humo como si se tratara de un ordenador viejo y roto. Es normal hace mucho que no le limpio el polvo a esta mente llena de telarañas. Entonces dejo de forzar la maquinaria, me olvido y dejo mi mente en blanco como siempre. Caigo en un sueño, un sueño en primera persona, parece que mi subconsciente llevaba tiempo preparando todo el escenario, pues era tan real que podía sentir el aire acariciar mi cara, tan real como que dentro de ese sueño era capaz de recordarlo todo como siempre lo hice... Todo está como lo dejamos, no tenía arrugas, mi piel era lisa, llena de vida, mis piernas podían correr y mi pecho rebosaba de esperanza... ¡Que felicidad!
Quería comerme el mundo, y fui en busca de aquella mujer de las fotos, decían que nos conocimos en la pasarela de cristal, un viejo muro dentro del mar, allí era donde la gente solía ir para descansar su mente, desconectar mientras escuchabas romper el mar contra las rocas, entonces fui a por ella, pero no la encontré. Pasaron cinco días y ella no aparecía, pero olvidé que nos conocimos al sexto día, al amanecer, entonces allí me presenté, miré el reloj, me volví hacia atrás y ahí estaba, sonrisa tímida, unos ojos que ni mil océanos pudieran llegar a tal hermosura, era ella... Llevaba tanto tiempo buscándola... No quería despertar de aquel sueño, no por favor ahora no, no quiero, no puedo... Y no pude, jamás volví a despertar, era mi hora, era la hora de vivir otra vida, empezar de cero, a su lado, crear nuestro mundo, un mundo en el que no se nos olvide lo que más queremos, lo que más amamos.
Fdo. Cuervo Blanco
Que bueno esta pagina. Pues me ayudado mucho a los recordatorios de mis fiestas, Por que antes no sabia como hacer flores de papel y pues gracias a estas indicaciones y sobre todo su buena explicación se como manejarme.
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