Superhéroes con ojeras

No tenía poderes, no saltaba rascacielos, no trepaba paredes, no era de acero, no era de goma, nada de eso, su único poder era la justicia. De noche y de día la practicaba. Para muchos era un ángel, un salvador, un auténtico héroe, un héroe único. Para muchos otros era un ángel caído, un verdadero enemigo, un obstáculo. Sin máscara, sin antifaz, sin traje que le reconociera, nada de eso. Iba destapado, no tenía miedo, su virtud, su maldición. En un viejo poblado de quince habitantes, creció. Su padre un tirano, un hombre vil, sin sentimientos, sin remordimiento. Nunca conoció a su madre, pues escapó una noche, no podía aguantar los constantes abusos de ese hombre. Ella pudo escapar pero en cuanto al niño... no tuvo esa suerte. Estuvo dieciséis años aguantando quejas, insultos, patadas, puñetazos, las borracheras y descontrol de aquel hombre. Trabajaba en el campo día y noche, hiciera frío o calor. Cada día planeaba un plan de escape diferente, pero curiosamente cada vez que podía escapar, no lo hacía, miraba al horizonte, contemplaba la libertad y le cerraba la puerta una vez más. Noches tras noche tras noche. Intentaba entender por qué aquel hombre, su padre, era así. Qué le ocurrió en esta vida para que fuera tan malvado. El chico era capaz de destapar esa capa de maldad y mirar al corazón directamente. Entendía que los hombres malvados no nacen así como tal, un hombre malvado antaño fue un hombre bueno. Todos nacemos con ese don, todos nacemos con una conciencia de lo bueno y lo malo, todos tenemos sentimientos de remordimiento ante lo malo y felicidad ante lo bueno. Todo nacemos como personas bondadosas pero es la vida la que nos pondrá a prueba. Somos nosotros los que decidimos que camino debemos tomar, qué tipo de personas queremos ser. Puede que elijamos el camino fácil, puede que nos transformemos en personas malas, con la excusa de que la vida nos ha tratado mal, nos han hecho mucho daño, no queremos seguir siendo buenos, miles de excusas. O puede que elijamos el camino difícil, un camino lleno de piedras, sin excusas, aguantamos, aguantamos y aguantamos hasta el final, puede que elijamos ser una buena persona.
Todo esto le llevaba cada noche a no escapar, a no poner excusas, porque aquel chico amaba a su padre a pesar de todo. Una noche, como todas las noches, él chico esperaba a su padre en la puerta, esperaba para ayudarle a entrar en la casa ya que su gran borrachera era de poca ayuda para poder andar. Pero esa noche fue diferente.  A lo lejos se veía como una camioneta a gran velocidad se dirigía a su casa. Frenaron en seco y a poco metros de la puerta tiraron un cuerpo, era su padre. Al echarlo se dieron a la fuga, huyendo a toda velocidad. Ensangrentado el padre no podía tenerse en pie, el chico sacó el botiquín para curarlo, inocente él, el padre había recibido varias puñaladas y una paliza terrible que se notaba en su rostro. El chico repetía con una sonrisa, "te pondrás bien ya verás, esto no es nada para ti papá." Pero papá estaba en las últimas, le quedaban dos suspiros, dos bocanadas de aire. Con todas sus fuerzas agarró al chico de la cabeza con tierna suavidad, le besó en la frente y colocó en su mano una cartera muy pequeña y antigua. Con eso cerró los ojos. El chico lloró desconsoladamente, toda la noche, no podía calmarse, le amaba, era su padre, lo era todo para él. Sabía que era un hombre bueno, pero algo le pasó. Entonces abrió la cartera vieja que le había entregado su padre. Pudo contar veinte fotografías, fotografías de una familia feliz. Pudo ver la sonrisa que en dieciséis años no pudo presenciar de aquel hombre. Se veía un hombre feliz, amaba lo que tenía, parecía gracioso, jugaba con esa niña. Amaba a esa mujer, pues las sonrisas y miradas en las fotos les delataban. También encontró un papel doblado al menos siete veces. Parecía una página de un periódico. En ella se hablaba de la muerte de una madre y una hija en un accidente de coche. Aquella noche su padre estaba bebido y colisionaron contra una enorme roca al salirse de la carretera. Aquel hombre se volvió una  persona depresiva, inestable, fría, malvada. Lo tuvo todo, una mujer que la quería, una hija que amaba, una vida feliz, pero a veces la vida solo da una oportunidad, y por un día eligió mal. Cada noche bebía, bebía en gran exceso, con el fin de recordar todos los días aquel fallo, nunca se perdonó, se torturó a si mismo. Se transformó en un hombre vil, violento, dado a la furia. Nunca se supo nada de aquella persona con esa sonrisa, con esa cara, esa actitud, ese amor.
Aquella noche tuvo una fuerte pelea con un tipo en un bar, en cierta parte buscaba la oportunidad para que su mente descansara en paz. Se desquitó esa noche con esos tipos del bar, tanta furia cargada, tantos años en ese estado, por un momento parece que despertó su yo del pasado, pero ya era tarde, cuando quiso parar, por detrás le dieron varias puñaladas, y en el suelo le masacraron.
El chico a pesar de tener tan corta edad, entendió todo aquello, amó a un hombre malvado destapando esa capa de odio y tristeza. Era un chico bueno, amoroso, capaz de ver más allá de los fallos. Era todo un hombre, un hombre fuerte, resistente. Decidió abandonar el poblado e irse a vivir a la ciudad. No tenía casa, ni familia, ni dinero, ni comida, nada. Dormía en la calle, su abrigo hacía de manta, cada noche en un lugar distinto. Valoraba mucho lo que el día a día le daba, pues nunca se sabía que le podía ocurrir en una gran ciudad cuando la noche la oscurece. Una noche encontró un libro que hablaba de la justicia, normas, leyes, etc. Se lo leía cada día dos veces, quería saber más, pero no hallaba la forma.
 Cierto día un prominente juez iba en su gran coche pilotado por su fiel chófer. Un semáforo en rojo les cortó el camino. Aquel juez que siempre iba leyendo en el coche, alzó la vista y vió un pobre joven con un libro que él había editado. Sorprendido bajó del prominente coche y le preguntó "¿Qué haces con ese libro?" A lo que el joven respondió "Quiero saber más acerca de la justicia, quiero dar ayuda al bueno de corazón, al justo y dar caza al malhechor, quiero un mundo gobernado por personas humildes, personas que ayudan, no personas que al ver al pobre, al indefenso, al inválido, agachan la cabeza para mirar su último y novedoso teléfono. Quiero que el ciego pueda saber lo que es azul cielo y lo que es el azul del mar, quiero que el mudo pueda comunicarse y ser entendido, quiero que el sordo pueda escuchar el sonido de un riachuelo, el sonido que hacen los pájaros, quiero que el cojo pueda correr, el manco abrazar, el inválido levantarse, quiero que las enfermedades puedan curarse y ser atendidas. Quiero justicia." Al escuchar aquello, el importante juez, se estremeció y pudo ver en los ojos de ese joven sinceridad, firmeza en sus palabras. No entendía de normas, no entendía de justicia ni de leyes. Pero si conocía la justicia más poderosa, las justicia que manda al corazón. El juez le dio un techo, una cama, comida, necesidades básicas. Le inscribió en una academia para aprender a escribir, más adelante pudo sacarse los cursos básicos. Avanzaba a gran velocidad, como si el pasado le pisará los talones. Pudo hacer una carrera de justicia, y la hizo.
Al finalizar la carrera el joven adoptado por el juez más importante de la ciudad se hizo un nombre, juicio a juicio. Totalmente limpio, no buscaba fama, ni dinero, ni posesiones, buscaba justicia. Le intentaron sobornar, pero la justicia estaba por encima del dinero de un reconocido personaje. No tenía miedo ante las amenazas, muchas veces vio la muerte muy de cerca, pero le cerró la puerta. Un hombre sabio, compasivo, bondadoso, justo, honesto, honorable, ¿cuántas personas así habitan en este mundo? Era de esperar que las envidias, las amenazas, terminaran por llegar. Fue famoso por todo el mundo, muchos acudían a él. Vivía por y para el pueblo, y no le importaba arriesgar su vida por ellos. Vivimos en un mundo en el que un superhéroe es aquel que puedo volar, lanzar fuego, telarañas, trepar por la pared. Vivimos en un mundo en el que los superhéroes son personas que deben tener poderes especiales, o al menos habilidades especiales. Y no nos damos cuenta que no es así, un superhéroe es aquel que sin poderes, que sin habilidades especiales, es capaz de cambiar el mundo, ayudar a todos, y ser odiado por muchos. Eso es un superhéroe de verdad. Aquel que no sueña, crea. Esta no es la típica historia del héroe conoce a chica y son felices para siempre, sin dificultades. Thomas era su nombre. Con veintiocho años ya era un reconocido juez por todo el globo terráqueo, tenía todo lo que él quería, daba todo lo que el creía. Se enamoró perdidamente de una mujer con el cabello del color del oro refinado, una piel blanca como la nieve, y unos ojos color verde intenso. Pero esta historia no habla de amor, no, no hablaremos de la historia entre dos enamorados. Se casó a los 4 años de conocerla, tuvieron dos hijas, preciosas, parecían de muñeca, hijas de la luna.
Thomas revolucionó el país al meter a alcaldes, políticos y famoso en la cárcel. Parecía que el sol volvía a brillar en el mundo, de la mano de una joven promesa. No hacía distinciones, era justo y no tenía miedo, como su padre. Puede que eso le llevará a la "ruina" pues cierta noche volviendo del trabajo, vio como un furgón le seguía, intentó librarse de el pero un segundo furgón le interceptó colisionando con su coche. Eran un grupo de policías corruptos contratado por una red de políticos con el interés de acabar con la justicia, e implantar el caos de nuevo. Thomas se quedó atrapado en el coche sin poder salir, sin fuerzas, miró a los policías mientras estos derramaban gasolina por todo el coche. Uno de ellos estaba fumando un puro, no dejaba de mirarle y con mirada medio desafiante, medio sonriendo, lanzó el puro sobre la gasolina.
Al día siguiente, se buscó responsables, el país cayó en desanimo, las comisarías no daban a basto, necesitaban encontrar al culpable. La justicia intento actuar, y digo intento, porque no eran capaces de dejar de soñar para poder actuar, crear. No podían ir más allá, no tenían ese don de justicia. El caso cayó en el olvido con el paso de los años. Sin embargo a pesar de su triste final, y su duro comienzo, escogió el camino difícil, puso las pautas de como se debe actuar, enseñó al mundo quienes eran los verdaderos héroes. Cada día era una película y solo ellos podían elegir si ser el villano o el héroe. Que los verdaderos poderes de aquellos héroes residían en el corazón. Que las verdaderas habilidades de aquellos héroes era mantenerse en pie las 24 horas sin descansar, con la mente puesta en justicia.
Sí, a diferencia de su padre y su madre, decidió caminar por un sendero lleno de obstáculos, por un sendero lleno de personas que intentarían hacerle daño, hacerle tropezar, le insultarían, le odiarían. Pero sabía que también habría quienes le apoyarían, las buenas personas de corazón, si esas personas. Aunque fueran una de cada millón, valía la pena luchar por aquellas personas. Verles felices, creyendo en él, en sus promesas cumplidas. Personas llorar de la alegría, saltar de felicidad. Quiso ser feliz y lo fue, quiso amar, y amó. Esta el la historia de un chico que pude haber sido un simple ciudadano más toda su vida pero quiso cambiar el mundo y un 18 de febrero nació un bebé, con ganas,con fuerza, y lo cambió.



Fdo. Cuervo Blanco











Comentarios

Entradas populares