Oscura y dulce maldad

Soy más de Villanos que de héroes, más de oscuridad que de luz. 
Soy hijo de las sombras, me muevo en la contraluz, en los eclipses, en la nada, porque eso soy, nada que es todo, odio la luz y sus actos, todo es tan superficial, tan de plástico...
Prefiero ser nocturno, aquí los actos deben ser brillantes y todo es anónimo, sin intereses, sin personas de corazón vacío demostrando algo para llenar su orgullo. 
La oscuridad muestra lo que la luz no es capaz de ver y ese siempre ha sido mi lema.
Toda mi vida me han llamado mucho la atención los Villanos, ¿Qué les hace ser así?
No me creo que alguien nazca así, la maldad se cocina a fuego muy lento hasta que... 
Tal vez soy la persona más malvada que nunca llegó a serlo, pues tengo la receta en la que se cocina a un ser así:
- Aplastar hasta hacer pequeños trozos un corazón grande
- Usar una olla y llenar de todas las lágrimas que has derramado en tu vida, para ello usar una grande.
- 150 gr de Traiciones en polvo
- 250 gr de La muerte de un ser querido
- 30 gr de Cicatrices con sabor a Caricias en un pasado
- 120 gr de Burlas, Insultos y moratones en el alma
- 50 gr de decepción
- Sazonar con 80 gr de Sonrisas rotas
- Remover con mucha rabia 
- Hervir a fuego lento durante toda tu vida

Sé lo que soy y lo que no quiero ser pero cuando reúnes uno por uno todos sus ingredientes, emerge un gran hambre casi incontrolable y el olor de esa comida tan dulce como picante... 
El resultado de esta comida se llama Venganza, y eso es lo que busca todo villano, buscar su redención, hacer que el resto del mundo pruebe cada ingrediente y su efecto o tal vez lo único que busca es que los demás lo entiendan, que el mundanal ruido se calle y el mundo escuche la voz de los corazones rotos.
He estado apunto de convertirme en un ser malvado, he estado nadando en el fondo de esta ciénaga tan viscosa, tan pegajosa, y entonces probé ese caldo y antes de tragarlo noté como el dolor fluía por mis venas, la rabia inundaba mis ojos, noté cada traición como estacas en mi espalda, las caricias se descubrieron como moratones en mi piel, y dejé de latir por un segundo... hasta que lo escupí, no llegué a tragarlo, sé en lo que no quiero convertirme, pero desde entonces me siento como si navegara con mi barco de papel por un mar furioso. Me siento como ese niño que se enfrenta a todo un mundo y se aferra a su peluche apretándolo bien fuerte. 
Pero lo que no sabe esta tempestad que se aproxima a mi es que de pequeño me enseñaron que hay que ser más fuerte que tus enemigos, que no te pueden hacer daño si tú no abres la puerta al dolor cuando llama, que sólo tú decides si quieres que las balas te atraviesen, que para que los sueños se cumplan debes desarrollar un músculo llamado Corazón, dejar que levante el peso de los problemas y hacerlo indestructible. 
Me enseñaron que las puñaladas en tu espalda son un museo, pues cada una tira a matar y si, todavía sigues vivo, así que exhibe tu longevidad. También me enseñaron que la envidia y las malas palabras hacia ti te crean un excelente currículum pues recuerda que a nadie le molesta mirar a la Luna, pero odian lo deslumbrante que es el Sol ¿sabes por qué? Porque les hace sombra a todos.

Firmado Cuervo Blanco 

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